APERTURA DE BLOG
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Gracias y bienvenidos.
Con diecinueve años, Wright dejó la Universidad de Wisconsin al cabo de tan sólo dos trimestres y se trasladó a Chicago en busca de trabajo en el mundo de la arquitectura. En pocos meses, fue contratado por la firma Adler y Sullivan, donde trabajó durante seis años como jefe de delineantes para Louis Sullivan. En 1893, tras un altercado con éste, Wright abrió su propio estudio.
En una década, había transformado el diseño residencial americano, creando lo que llegó a conocerse como “estilo Pradera”. Se alejó decididamente de los modelos europeos que habían marcado tendencias hasta entonces y, para ello, redujo las alturas totales y deshizo las habituales estancias victorianas con forma de caja eliminando tabiques interiores innecesarios e introduciendo espacios interiores abiertos y paredes de vidrio artístico que bautizó como “mamparas".
A finales de 1909 se marchó a Europa. Tras su vuelta a Estados Unidos en 1911, Wright comenzó a construir Taliesin, cerca de Spring Green, Wisconsin. Más tarde, abandonó la casa durante una década para partir a Japón y California atendiendo importantes encargos arquitectónicos.
Tras su regreso de Japón en 1922, los siguientes doce años de la vida de Wright supusieron un reto tanto personal como profesional pero resultaron catastróficos desde el punto de vista económico. Pero aunque sólo un puñado de proyectos llegaron a realizarse, fue una época de gran innovación en el diseño por parte del Wright, que combinó una experimentación innovadora con nuevas tecnologías y geometrías insólitas.
A lo largo de su extensa carrera, Wright creó cientos de edificios gubernamentales y comerciales, hoteles, torres de apartamentos, complejos recreativos, centros religiosos, residencias para gente adinerada y para personas con ingresos más modestos, obras decorativas, piezas de mobiliario e iluminación, piezas textiles y vidrio artístico. Su prolífica obra compartía una característica: la perfecta integración de la forma y la funcionalidad y una estrecha relación con el mundo natural.
Chicago
En 1909, Daniel Burnhman diseñó un plan para Chicago que organizaba la ciudad de forma retícular. Esta reticula era más compacta en el centro de negocios y se expandía en la dirección de la vías del tren de radialmente. A medida que se alejada, la retícula se hacía más fluida y albergaba barrios residenciales lejos de la actividad financiera.
Wright no aceptó este planteamiento, ya que su ideal de ciudad era otro muy distinto...
El proyecto Broadacre City
La idea de Broadacre City fue desarrollada en la cumbre de la carrera profesional de Wright y durante sus años de madurez. El primer tratado en el que publicó esa idea fue en The Disappearing City (de 1932), en el que exponía la falta de descentralización y la necesidad de mudarse de las ciudades abarrotadas y contaminadas al paisaje campestre. En 1945 revisó dicho tratado y se pasó a llamar When Democracy Builds, ilustrado con fotografías de dicha maqueta y de otras secundarias. La revisión final fue publicada bajo el título de The Living City, en 1958, en el que aparecían dibujos en perspectiva de una “ciudad” hipotética emplazada en un paisaje de colinas ondulantes, extensas praderas, lagos y ríos.
El descontento de Wright con la ciudad surgió durante los años de la Gran Depresión, como resultado del crack de 1929. Vio en la centralización de las ciudades un exceso de construcción que minoraba la calidad de vida. Se burlaba de la idea de que un hombre eligiese dejar las oportunidades que ofrecía el campo para vivir en los confines de una ciudad superpoblada. Su estancia en Los Ángeles agudizó su atención. Allí, los constructores desaprovechaban los espacios abiertos con extensas viviendas, por lo que Wright experimentó los grandes problemas de tráfico generados por los automóviles. Él ya había observado que el tráfico aumentaba más en las zonas periféricas que en el núcleo central. Fue también testigo de la emigración de los negocios fuera de este núcleo urbano y de los edificios relacionados con el automóvil.
Respecto a la densidad, Wright recomendaba un acre de terreno para cada familia. Era el origen de “Broadacre City”, aunque por entonces no se llamase así.
En The Disappearing City proyecta más detalladamente el tipo de urbe que concebía condenando a las ciudades convencionales. Preveía un modelo más natural, buscando espaciosidad, luminosidad, apertura, amplitud y fuerza. Creía que el éxito del individuo descansa en una mayor libertad de movimiento, sugiriendo esta posibilidad gracias al avance de las telecomunicaciones, las tecnologías, los medios de transporte y las autopistas.
Así, las fuerzas que transformarían la ciudad occidental serían:
Wright denominó a esta nueva ciudad “Broadacre City”, porque se basaba en la cantidad mínima de un acre de terreno para cada familia. El gentilicio asociado sería el de “usonianos”, derivado de “Usonia” (el acrónimo de EE.UU). Broadacre City anulaba la distinción entre ciudad y campo mediante una distribución más equitativa de la población sobre el terreno.
“Imagine autopistas con espaciosos paisajes… gigantescas carreteras, gran arquitectura por sí mismas, pasando por estaciones de servicio, ya no monstruosidades, expandidas para incluir todo tipo de servicios y confort. Se unen y se separan –separan y unen la serie de unidades diversificadas, granjas, factorías, mercados próximos a la autopista, escuelas para niños, viviendas (cada una en su acre de terreno individualmente adornado y cultivado), lugares para el ocio y la diversión. Todas estas unidades así dispuestas e integradas para que cada ciudadano del futuro disfrute de todos los modos de producción, distribución, desarrollo personal y diversión, dentro de un radio de 150 millas desde su hogar ahora rápida y fácilmente accesible por medio de su coche o avión. Esta totalidad integral compone la gran ciudad que veo abarcando todo este país – la ciudad Broadacre del mañana.”
La autopista como agente positivo de la descentralización, se transformó en símbolo e hilo conductor de la libertad humana.
Wright esperaba que las pequeñas oficinas de profesionales se situasen cerca de los hogares o incluso dentro de las propias viviendas. Por lo tanto, la vía de intercambio comercial sería de mano a mano y de granja a familia o familia a fábrica. Los servicios fiscales y públicos se localizarían cerca de los organismos y funciones de los condados.
Con la ayuda económica de su cliente Edgar J. Kaufmann decidió materializar de manera más minuciosa su proyecto construyendo una maqueta de Broadacre City en un emplazamiento imaginario con una extensión de 6000 km2.
El terreno genérico que Wright imaginó era esencialmente llano, a excepción de una zona accidentada. Una amplia gama de servicios se extendían con cierta regularidad, ordenados por un trazado ortogonal de carreteras. La arteria principal la ocupaban trenes monorraíl de alta velocidad en el centro, con tráfico pesado en los carriles inferiores y tráfico automovilístico por arriba. Los “aerotores” y “taxi copters” (términos de Wright para designar una especie de helicópteros que no necesitaba campos de aterrizaje) reemplazarían a los aviones. También diseñó una especie de coches de dos ruedas y los “atomic barges” (hoteles y restaurantes flotantes).
Dentro de esa zona de 6000 km2 se ubicarían 1400 familias, cada una con una media de cinco miembros. Predominaban las pequeñas granjas, con las viviendas integradas junto a las estructuras de servicios, seguidas muy de cerca por pequeñas fábricas con viviendas en la planta superior. En esta utopía la propiedad privada de la tierra sería redistribuida, la renta eliminada y cada familia tendría no sólo un acre de terreno sino al menos un automóvil. Se diseñarían nuevos mecanismos de crédito social, eliminando aquellos basados en el interés. La productividad individual sería enfatizada, mientras que los aspectos de control del gran negocio serían minimizados.
Arquitectónicamente, los edificios serían diseñados basándose en una “arquitectura orgánica”, que reflejaría la individualidad de la población, uno de los objetivos que Wright esperaba alcanzar. Abogó por el uso de materiales más modernos como el vidrio y el acero, que soportan las inclemencias meteorológicas pero permiten que la naturaleza y el hombre entablen una relación dinámica.
Gran parte de los edificios realizados por Wright fueron incluidos en el proyecto Broadacre: la Millard House, la Casa de la Cascada, el Johnson Wax Company Administration Building, la Price Tower o el edificio helicoidal para el Museo Solomon R. Guggenheim, entre otros.
Estos proyectos se agrupan a partir de las funciones para las que fueron concebidos: “edificios para el trabajo” en los que se replantean los espacios donde se desarrolla el trabajo moderno; “edificios para el comercio” entre los que se incluyen, tiendas, bancos, estaciones de servicio, garajes y mercados al aire libre; “edificios conmemorativos y de culto” diseñados como espacios de congregación y fuentes de espiritualidad para la comunidad; “edificios para la enseñanza” escuelas y universidades abiertas a la naturaleza con espacios que permitieran el desarrollo de la creatividad; “edificios para las artes” entre los que se encuentran teatros, museos y construcciones polivalentes que permiten la celebración de distintas manifestaciones artísticas; “edificios para el ocio” planeados para aprovechar las ventajas que ofrecía el entorno natural, “edificios para la comunidad” donde se concentran los servicios ciudadanos necesarios para el autogobierno local de las poblaciones; “edificios de viviendas individuales” en los que procuró armonizar el diseño y los materiales con el entorno en el que estaban situados; y “edificios de viviendas colectivas” entre los que están representados algunos de los bloques de apartamentos que Wright situaba preferentemente en espacios abiertos al paisaje y hoteles para alojamientos temporales.
Wright caracterizó Broadacre City como ciudad viviente, que se encuentra cambiando y evolucionando constantemente. Llena de ejemplos de su propia arquitectura y declaraciones de principios, es concebida para corroborar su ideal de arquitectura orgánica, cuyo objetivo es sostener el principio de libertad personal. Es a su ideal de república capitalista orgánica al que Wright llama Broadacre City: la ciudad que es una nación basada en el sentido común.
Enlace: VÍDEO DE LA CIUDAD VIVIENTE
El descontento de Wright con la ciudad surgió durante los años de la Gran Depresión, como resultado del crack de 1929. Vio en la centralización de las ciudades un exceso de construcción que minoraba la calidad de vida. Se burlaba de la idea de que un hombre eligiese dejar las oportunidades que ofrecía el campo para vivir en los confines de una ciudad superpoblada. Su estancia en Los Ángeles agudizó su atención. Allí, los constructores desaprovechaban los espacios abiertos con extensas viviendas, por lo que Wright experimentó los grandes problemas de tráfico generados por los automóviles. Él ya había observado que el tráfico aumentaba más en las zonas periféricas que en el núcleo central. Fue también testigo de la emigración de los negocios fuera de este núcleo urbano y de los edificios relacionados con el automóvil.
Respecto a la densidad, Wright recomendaba un acre de terreno para cada familia. Era el origen de “Broadacre City”, aunque por entonces no se llamase así.
[“broad” significa extenso, amplio y 1 acre equivale a 4046,85642 m2]
En The Disappearing City proyecta más detalladamente el tipo de urbe que concebía condenando a las ciudades convencionales. Preveía un modelo más natural, buscando espaciosidad, luminosidad, apertura, amplitud y fuerza. Creía que el éxito del individuo descansa en una mayor libertad de movimiento, sugiriendo esta posibilidad gracias al avance de las telecomunicaciones, las tecnologías, los medios de transporte y las autopistas.
Así, las fuerzas que transformarían la ciudad occidental serían:
- La electrificación (anulación de distancia gracias a la comunicación y la iluminación constante de la ocupación humana).
- La movilización mecánica (la invención del avión y del automóvil).
- La arquitectura orgánica (creación económica de forma construida y espacio de acuerdo con los principios latentes de la naturaleza).
- Las nuevas comunicaciones (radio, telégrafo, teléfono, etc…).
Wright denominó a esta nueva ciudad “Broadacre City”, porque se basaba en la cantidad mínima de un acre de terreno para cada familia. El gentilicio asociado sería el de “usonianos”, derivado de “Usonia” (el acrónimo de EE.UU). Broadacre City anulaba la distinción entre ciudad y campo mediante una distribución más equitativa de la población sobre el terreno.
“Imagine autopistas con espaciosos paisajes… gigantescas carreteras, gran arquitectura por sí mismas, pasando por estaciones de servicio, ya no monstruosidades, expandidas para incluir todo tipo de servicios y confort. Se unen y se separan –separan y unen la serie de unidades diversificadas, granjas, factorías, mercados próximos a la autopista, escuelas para niños, viviendas (cada una en su acre de terreno individualmente adornado y cultivado), lugares para el ocio y la diversión. Todas estas unidades así dispuestas e integradas para que cada ciudadano del futuro disfrute de todos los modos de producción, distribución, desarrollo personal y diversión, dentro de un radio de 150 millas desde su hogar ahora rápida y fácilmente accesible por medio de su coche o avión. Esta totalidad integral compone la gran ciudad que veo abarcando todo este país – la ciudad Broadacre del mañana.”
WRIGHT, The Disappearing City, cita, p. 44.
La autopista como agente positivo de la descentralización, se transformó en símbolo e hilo conductor de la libertad humana.
Wright esperaba que las pequeñas oficinas de profesionales se situasen cerca de los hogares o incluso dentro de las propias viviendas. Por lo tanto, la vía de intercambio comercial sería de mano a mano y de granja a familia o familia a fábrica. Los servicios fiscales y públicos se localizarían cerca de los organismos y funciones de los condados.
Con la ayuda económica de su cliente Edgar J. Kaufmann decidió materializar de manera más minuciosa su proyecto construyendo una maqueta de Broadacre City en un emplazamiento imaginario con una extensión de 6000 km2.
El terreno genérico que Wright imaginó era esencialmente llano, a excepción de una zona accidentada. Una amplia gama de servicios se extendían con cierta regularidad, ordenados por un trazado ortogonal de carreteras. La arteria principal la ocupaban trenes monorraíl de alta velocidad en el centro, con tráfico pesado en los carriles inferiores y tráfico automovilístico por arriba. Los “aerotores” y “taxi copters” (términos de Wright para designar una especie de helicópteros que no necesitaba campos de aterrizaje) reemplazarían a los aviones. También diseñó una especie de coches de dos ruedas y los “atomic barges” (hoteles y restaurantes flotantes).
Dentro de esa zona de 6000 km2 se ubicarían 1400 familias, cada una con una media de cinco miembros. Predominaban las pequeñas granjas, con las viviendas integradas junto a las estructuras de servicios, seguidas muy de cerca por pequeñas fábricas con viviendas en la planta superior. En esta utopía la propiedad privada de la tierra sería redistribuida, la renta eliminada y cada familia tendría no sólo un acre de terreno sino al menos un automóvil. Se diseñarían nuevos mecanismos de crédito social, eliminando aquellos basados en el interés. La productividad individual sería enfatizada, mientras que los aspectos de control del gran negocio serían minimizados.
Arquitectónicamente, los edificios serían diseñados basándose en una “arquitectura orgánica”, que reflejaría la individualidad de la población, uno de los objetivos que Wright esperaba alcanzar. Abogó por el uso de materiales más modernos como el vidrio y el acero, que soportan las inclemencias meteorológicas pero permiten que la naturaleza y el hombre entablen una relación dinámica.
Gran parte de los edificios realizados por Wright fueron incluidos en el proyecto Broadacre: la Millard House, la Casa de la Cascada, el Johnson Wax Company Administration Building, la Price Tower o el edificio helicoidal para el Museo Solomon R. Guggenheim, entre otros.
Estos proyectos se agrupan a partir de las funciones para las que fueron concebidos: “edificios para el trabajo” en los que se replantean los espacios donde se desarrolla el trabajo moderno; “edificios para el comercio” entre los que se incluyen, tiendas, bancos, estaciones de servicio, garajes y mercados al aire libre; “edificios conmemorativos y de culto” diseñados como espacios de congregación y fuentes de espiritualidad para la comunidad; “edificios para la enseñanza” escuelas y universidades abiertas a la naturaleza con espacios que permitieran el desarrollo de la creatividad; “edificios para las artes” entre los que se encuentran teatros, museos y construcciones polivalentes que permiten la celebración de distintas manifestaciones artísticas; “edificios para el ocio” planeados para aprovechar las ventajas que ofrecía el entorno natural, “edificios para la comunidad” donde se concentran los servicios ciudadanos necesarios para el autogobierno local de las poblaciones; “edificios de viviendas individuales” en los que procuró armonizar el diseño y los materiales con el entorno en el que estaban situados; y “edificios de viviendas colectivas” entre los que están representados algunos de los bloques de apartamentos que Wright situaba preferentemente en espacios abiertos al paisaje y hoteles para alojamientos temporales.
Wright caracterizó Broadacre City como ciudad viviente, que se encuentra cambiando y evolucionando constantemente. Llena de ejemplos de su propia arquitectura y declaraciones de principios, es concebida para corroborar su ideal de arquitectura orgánica, cuyo objetivo es sostener el principio de libertad personal. Es a su ideal de república capitalista orgánica al que Wright llama Broadacre City: la ciudad que es una nación basada en el sentido común.
Enlace: VÍDEO DE LA CIUDAD VIVIENTE
Wright y la nueva Bagdad
Wright muestra su visión ideal de la ciudad y el medio urbano por medio de sus proyectos urbanísticos, como la nunca construida "Living City", en la que arquitectura y naturaleza se integran en entornos naturales espaciosos y abiertos. También debemos tener en cuenta el proyecto que Wright llevó a cabo para la ciudad de Bagdad en 1957, uno de los últimos diseños que realizaría.
Durante el mandato del rey Faisal II, la Oficina de Desarrollo iraquí -el organismo público dedicado a la mejora de las infraestructuras, pueblos y ciudades- decidió transformar Bagdad en una urbe comparable a cualquier gran capital. Arquitectos como Le Corbusier, Frank Lloyd Wright, Alvar Aalto o Walter Gropius fueron llamados para trabajar en colaboración con profesionales iraquíes.
En un Irak que acababa de lograr un reparto más equitativo de los beneficios del petróleo (1952) y al que Occidente cortejaba receloso de la Unión Soviética, Faisal II encontró la coyuntura ideal para transformar Bagdad y equipararla a las grandes capitales europeas. Fue así como el rey decidió encargar a Frank Lloyd Wright (1867-1959) el plan de ampliación de la ciudad y convocar varios concursos internacionales para la construcción de diversos edificios e infraestructuras.
Los bocetos de Bagdad muestran la sensibilidad oriental unida a la tecnología occidental. Durante más de 60 años Wright había estudiado las tradiciones arquitectónicas, artísticas y filosóficas de Asia. Muchas de estas ideas influyeron en su concepción del total espacio y de la ciudad. Cuando utilizó el zigurat en su proyecto de Bagdad, fue tras muchos años de experimentar con esa forma para construir círculos, esferas y zigurats en una cascada de formas geométricas. Wright se inspiró, para llevar a cabo este proyecto,en el antiguo mito de Bagdad como el ombligo del universo.
Con su diseño para el edificio central de correos y telégrafos de la ciudad, Wright fusionó arquitectura regional, tradicional e innovación tecnológica. A pesar de incluir aire acondicionado, el arquitecto te propuso reducir el calor mediante métodos pasivos o naturales donde fuera posible (por ejemplo, un patio interior de estilo persa).
Como habían hecho las cultural árabes desde siempre, Wright utilizó el agua como decoración en forma de fuentes y como método de refrigeración.
Durante el mandato del rey Faisal II, la Oficina de Desarrollo iraquí -el organismo público dedicado a la mejora de las infraestructuras, pueblos y ciudades- decidió transformar Bagdad en una urbe comparable a cualquier gran capital. Arquitectos como Le Corbusier, Frank Lloyd Wright, Alvar Aalto o Walter Gropius fueron llamados para trabajar en colaboración con profesionales iraquíes.
En un Irak que acababa de lograr un reparto más equitativo de los beneficios del petróleo (1952) y al que Occidente cortejaba receloso de la Unión Soviética, Faisal II encontró la coyuntura ideal para transformar Bagdad y equipararla a las grandes capitales europeas. Fue así como el rey decidió encargar a Frank Lloyd Wright (1867-1959) el plan de ampliación de la ciudad y convocar varios concursos internacionales para la construcción de diversos edificios e infraestructuras.
Los bocetos de Bagdad muestran la sensibilidad oriental unida a la tecnología occidental. Durante más de 60 años Wright había estudiado las tradiciones arquitectónicas, artísticas y filosóficas de Asia. Muchas de estas ideas influyeron en su concepción del total espacio y de la ciudad. Cuando utilizó el zigurat en su proyecto de Bagdad, fue tras muchos años de experimentar con esa forma para construir círculos, esferas y zigurats en una cascada de formas geométricas. Wright se inspiró, para llevar a cabo este proyecto,en el antiguo mito de Bagdad como el ombligo del universo.
Con su diseño para el edificio central de correos y telégrafos de la ciudad, Wright fusionó arquitectura regional, tradicional e innovación tecnológica. A pesar de incluir aire acondicionado, el arquitecto te propuso reducir el calor mediante métodos pasivos o naturales donde fuera posible (por ejemplo, un patio interior de estilo persa).
Como habían hecho las cultural árabes desde siempre, Wright utilizó el agua como decoración en forma de fuentes y como método de refrigeración.
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